24 jun 2010

Hora de pensar en México

Para cualquiera que mira de afuera, Diego Maradona pudo haber quedado frente a un problema de abundancia. Sin embargo, para el entrenador no hay dilemas. En el decisivo partido del domingo frente a México seguramente mantendrá a los titulares de los dos primeros encuentros. Las especulaciones, las conjeturas, el equipo propio forma parte del deporte nacional: todos somos técnicos. No obstante, por las pocas grietas del cuerpo técnico se filtran algunas cuestiones. Maradona dijo que la figura del partido ante los griegos había sido Nicolás Otamendi. Una evidencia irrefutable de los primeros dos compromisos es que Jonás Gutiérrez fue de lo más flojo, más por la función a la que fue condenado que por sus cualidades de futbolista. Clemente Rodríguez también tuvo un alto desempeño en Polokwane y su puesto habitual en Estudiantes es el del lateral derecho. Hay una tercera opción, la de Nicolás Burdisso, quien conoce el manual de todos los puestos defensivos. ¿Por qué, entonces, jugaría Jonás? Porque Maradona parece afirmarse más en el compromiso que en la conveniencia. Defendió contra viento y marea a Jonás, generalizó cuando dijo que la prensa había "faltado el respeto" y que debía "pedirles disculpas" a algunos futbolistas. La referencia a Gutiérrez era clarísima. El otro caso es el de Verón, su extensión en el campo. Si está en condiciones físicas aceptables, ¿le mantendrá la titularidad o pondrá a Maxi Rodríguez? Esa es una cuestión. La otra es más fina: con Verón, se frena a Messi. Porque la Brujita entrega pero no va y Messi se queda rengo para continuar en la elaboración y sin compañía cuando acelera. Fue Pastore, en los 12 minutos de juego que le dio el técnico ante Grecia, quien mejor entendió a Messi o, dicho más claro, cuando el equipo le sacó más rédito a las virtudes de Messi. En el mismo ejercicio, gratuito, ¿no jugó mejor Clemente que Heinze? ¿Clemente no da mejores opciones que Heinze? ¿No es mejor Clemente que Heinze? Se dirá, con razón, que México presentará dificultades superiores a las de Nigeria, Corea y Grecia, con el añadido de que será un partido eliminatorio. Y que después, en cuartos, el adversario será Inglaterra o Alemania. Ya no son tiempos de pruebas, ése es el asunto. Sí de tener muñeca sobre la marcha: la formación titular y cómo se mueve el banco durante los partidos, según las necesidades. Si falla el ojo, falla el diagnóstico y el remedio. Hasta ahora, el nivel de exigencia fue relativamente bajo. Empieza el Mundial real. Entonces, Maradona está como al principio: tenía poco margen de error en la elección de los 23 y una brecha menor en definir a los 11. Ahora, con otras circunstancias, debe barajar y dar de nuevo. Es difícil que vea algo muy distinto a lo que se describe, tan obvias están las cosas. Tenía un buen equipo, rindió el Plan B, él mismo se creó compromisos al bancar a rajatabla sus elecciones. Esa competencia sana que Maradona alimentó, acertadamente, lo pone en aprietos: volver a elegir sin equivocarse.

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